En la fotografía se muestra la fachada de un edificio histórico con tres ventanas simétricas en estilo clásico. Detalles arquitectónicos como frontones, ménsulas y pilastras le confieren a la construcción un aire monumental, aunque la fachada desgastada, con marcos desconchados y pintura descascarada, habla del paso del tiempo y sus huellas.
Debajo de las ventanas aparece el letrero “CAFÉ” —moderno y amarillo, en marcado contraste con lo antiguo—, lo que genera una tensión peculiar entre el pasado y el presente. Es una imagen que parece un recorte de una calle silenciosa: un lugar que alguna vez latía con conversaciones y vida alrededor del café, y que ahora parece esperar una nueva respiración.