El arte de plasmar la realidad de una manera armoniosa y que de alguna forma, nos haga reflexionar de nuestras vidas, es uno de los objetivos principales de la fotografía. Por tal motivo componer expresiones de alegorías, sueños, experiencias alegres o tristes, de volver lo cotidiano en algo único, de denunciar las falencias de nuestras sociedades, o sencillamente de mostrar lo bello y vivaz de la naturaleza, hacen de nosotros como fotógrafos, ya seamos aficionados o ya profesionales, de darle un estilo diferente a este guión que nos brinda la vida.
He observado en este largo año, el trabajo magnifico de algunos fotógraf@s, donde nos exponen una serie de imágenes que por encima de parecer inertes, generan un estimulo muy profundo en la imaginación, hasta el punto de llegar a recrear sensaciones sublimes, sentir aromas, brisas cálidas o frías, sonidos de animales mitológicos, o el vértigo de montañas o grandes edificios. Todo esto, gracias a que la fotografía sensibiliza, forjando en nosotros valores de verdaderos seres humanos, no siendo impositivos, ni mucho menos superiores a otros seres de vida; somos parte de la naturaleza, no encima, no abajo, solo somos parte de la energía que se mueve en este mundo. Al escribir de la natura, lo interesante desde mi punto de vista es que más necesitamos de ella, que ella de nosotros. Ella seguirá desarrollándose y hasta cambiando, sin necesidad del hombre, mas sin embargo, nos creemos que somos divinidades y que tenemos el derecho de cambiarlo todo, reglas o leyes naturales, formas de hábitats, y de colocar a la madre tierra como nuestra sirvienta, como una vil lacaya más que en nuestra historia hemos tenido. Enuncio un escrito antiguo, donde sin mucho redondel, dice lo que somos: 

De todos los animales de la creación,
el hombre es el único que bebe sin tener sed,
come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir.
Por eso es mejor forjar el alma que amueblarla.
Txus

Este escrito que el día de hoy, quiero compartir con todos ustedes, tiene como mensaje, que desde cualquier punto de vista cultural es nuestro deber cuidar nuestro ambiente, no por hacerle un favor a la Tierra, o al universo, sino por nuestra supervivencia. Por demostrar, que podemos aportar a la vida, de maravillarnos cada amanecer o en el atardecer, de nunca dejarnos de asombrar con la luna y sus estrellas, del canto de cada gorrión, de cada gota de agua que nos cae para saciar nuestra sed. Brindemos lo mejor de nosotros, para que el ser humano valga realmente su significado, ayudar al otro, sin distinción de raza, credo, sexo o pensamiento, para seguir expresando por medio de cualquier arte, lo magnamine de nuestro planeta y sus habitantes. 

                                                                                                                                                                                                           AndiMolano
                                                                                                                                                                                          (Bogotá, 2 de mayo de 2008)